Una educación que busca la unidad entre Fe y Razón

Así como perfeccionamos las ciencias, debemos perfeccionar la moral, sin la cual el saber se destruye. (Isaac Newton)







domingo, 28 de noviembre de 2010

Un testimonio conmovedor



El testimonio de Gianna Jessen, una mujer que sobrevivió al aborto, es de esos ejemplos que nos llenan de esperanza ante la cultura de la muerte, que impera a sus anchas en nuestra sociedad actual, y que su mayor logro ha sido provocar la indiferencia y pasividad de muchos de nuestros contemporáneos.

Pinche en el siguiente enlace y advierta a su corazón de su alta probabilidad de conmoverse. Merece la pena escuchar este hermoso testimonio que ayudará a reflexionar sobre la grandeza y dignidad de la persona humana.

domingo, 7 de noviembre de 2010

¿Qué hacemos al dedicar este templo?. El Papa en Barcelona


(...) La alegría que siento de poder presidir esta ceremonia se ha visto incrementada cuando he sabido que este templo, desde sus orígenes, ha estado muy vinculado a la figura de san José. Me ha conmovido especialmente la seguridad con la que Gaudí, ante las innumerables dificultades que tuvo que afrontar, exclamaba lleno de confianza en la divina Providencia: «San José acabará el templo». Por eso ahora, no deja de ser significativo que sea dedicado por un Papa cuyo nombre de pila es José.

¿Qué hacemos al dedicar este templo? En el corazón del mundo, ante la mirada de Dios y de los hombres, en un humilde y gozoso acto de fe, levantamos una inmensa mole de materia, fruto de la naturaleza y de un inconmensurable esfuerzo de la inteligencia humana, constructora de esta obra de arte. Ella es un signo visible del Dios invisible, a cuya gloria se alzan estas torres, saetas que apuntan al absoluto de la luz y de Aquel que es la Luz, la Altura y la Belleza misma.

En este recinto, Gaudí quiso unir la inspiración que le llegaba de los tres grandes libros en los que se alimentaba como hombre, como creyente y como arquitecto: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la Liturgia. Así unió la realidad del mundo y la historia de la salvación, tal como nos es narrada en la Biblia y actualizada en la Liturgia. Introdujo piedras, árboles y vida humana dentro del templo, para que toda la creación convergiera en la alabanza divina, pero al mismo tiempo sacó los retablos afuera, para poner ante los hombres el misterio de Dios revelado en el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. De este modo, colaboró genialmente a la edificación de la conciencia humana anclada en el mundo, abierta a Dios, iluminada y santificada por Cristo. E hizo algo que es una de las tareas más importantes hoy: superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza. Esto lo realizó Antoni Gaudí no con palabras sino con piedras, trazos, planos y cumbres. Y es que la belleza es la gran necesidad del hombre; es la raíz de la que brota el tronco de nuestra paz y los frutos de nuestra esperanza. La belleza es también reveladora de Dios porque, como Él, la obra bella es pura gratuidad, invita a la libertad y arranca del egoísmo.

Hemos dedicado este espacio sagrado a Dios, que se nos ha revelado y entregado en Cristo para ser definitivamente Dios con los hombres. La Palabra revelada, la humanidad de Cristo y su Iglesia son las tres expresiones máximas de su manifestación y entrega a los hombres. «Mire cada cual cómo construye. Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, que es Jesucristo» (1 Co 3,10-11), dice San Pablo en la segunda lectura. El Señor Jesús es la piedra que soporta el peso del mundo, que mantiene la cohesión de la Iglesia y que recoge en unidad final todas las conquistas de la humanidad.

En Él tenemos la Palabra y la presencia de Dios, y de Él recibe la Iglesia su vida, su doctrina y su misión. La Iglesia no tiene consistencia por sí misma; está llamada a ser signo e instrumento de Cristo, en pura docilidad a su autoridad y en total servicio a su mandato. El único Cristo funda la única Iglesia; Él es la roca sobre la que se cimienta nuestra fe.

Apoyados en esa fe, busquemos juntos mostrar al mundo el rostro de Dios, que es amor y el único que puede responder al anhelo de plenitud del hombre. Ésa es la gran tarea, mostrar a todos que Dios es Dios de paz y no de violencia, de libertad y no de coacción, de concordia y no de discordia. En este sentido, pienso que la dedicación de este templo de la Sagrada Familia, en una época en la que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios, como si ya no tuviera nada que decirle, resulta un hecho de gran significado. Gaudí, con su obra, nos muestra que Dios es la verdadera medida del hombre.

Que el secreto de la auténtica originalidad está, como decía él, en volver al origen que es Dios. Él mismo, abriendo así su espíritu a Dios ha sido capaz de crear en esta ciudad un espacio de belleza, de fe y de esperanza, que lleva al hombre al encuentro con quien es la Verdad y la Belleza misma. Así expresaba el arquitecto sus sentimientos: «Un templo [es] la única cosa digna de representar el sentir de un pueblo, ya que la religión es la cosa más elevada en el hombre».

Esa afirmación de Dios lleva consigo la suprema afirmación y tutela de la dignidad de cada hombre y de todos los hombres: «¿No sabéis que sois templo de Dios?... El templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros» (1 Co 3,16-17). He aquí unidas la verdad y dignidad de Dios con la verdad y la dignidad del hombre. Al consagrar el altar de este templo, considerando a Cristo como su fundamento, estamos presentando ante el mundo a Dios que es amigo de los hombres e invitando a los hombres a ser amigos de Dios. Como enseña el caso de Zaqueo, del que se habla en el Evangelio de hoy (cf. Lc 19,1-10), si el hombre deja entrar a Dios en su vida y en su mundo, si deja que Cristo viva en su corazón, no se arrepentirá, sino que experimentará la alegría de compartir su misma vida siendo objeto de su amor infinito.

La iniciativa de este templo se debe a la Asociación de amigos de San José, quienes quisieron dedicarlo a la Sagrada Familia de Nazaret. Desde siempre, el hogar formado por Jesús, María y José ha sido considerado como escuela de amor, oración y trabajo. Los patrocinadores de este templo querían mostrar al mundo el amor, el trabajo y el servicio vividos ante Dios, tal como los vivió la Sagrada Familia de Nazaret. Las condiciones de la vida han cambiado mucho y con ellas se ha avanzado enormementeen ámbitos técnicos, sociales y culturales.Nopodemos contentarnos con estos progresos.

Junto a ellos deben estar siempre los progresos morales, como la atención, protección y ayuda a la familia, ya que el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural. Sólo donde existen el amor y la fidelidad, nace y perdura la verdadera libertad. Por eso, la Iglesia aboga por adecuadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización; para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el Estado; para que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción; para que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente. Por eso, la Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar.
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En la foto: El Papa Bededicto XVI en Barcelona. EFE

sábado, 6 de noviembre de 2010

5 mensajes del Santo Padre Benedicto XVI en su peregrinación a Santiago de Compostela


1. La búsqueda de la aportación de la Iglesia a Europa

Deseo volver la mirada a la Europa que peregrinó a Compostela. ¿Cuáles son sus grandes necesidades, temores y esperanzas? ¿Cuál es la aportación específica y fundamental de la Iglesia a esa Europa, que ha recorrido en el último medio siglo un camino hacia nuevas configuraciones y proyectos? Su aportación se centra en que Dios existe y que es Él quien nos ha dado la vida.
2.La tragedia de afirmar que Dios es el antagonista del hombre

Es una tragedia que en Europa, sobre todo en el siglo XIX, se afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad. Con esto se quería ensombrecer la verdadera fe bíblica en Dios, que envió al mundo a su Hijo Jesucristo, a fin de que nadie perezca, sino que todos tengan vida eterna.
3. Dios tiene que volver a resonar bajo los cielos de Europa

Los hombres no podemos vivir a oscuras, sin ver la luz del sol. Y, entonces, ¿cómo es posible que se le niegue a Dios, sol de las inteligencias, fuerza de las voluntades e imán de nuestros corazones, el derecho de proponer esa luz que disipa toda tiniebla? Por eso, es necesario que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa.
4. Mención a los dirigentes políticos y a los jóvenes

Jesús se dirige también a los «jefes de los pueblos», porque donde no hay entrega por los demás surgen formas de prepotencia y explotación que no dejan espacio para una auténtica promoción humana integral. Y quisiera que este mensaje llegara sobre todo a los jóvenes.
5. La cultura y la ciencia, abren caminos a la fraternidad

Dejadme que proclame desde aquí la gloria del hombre, que advierta de las amenazas a su dignidad por el expolio de sus valores y riquezas originarios, por la marginación o la muerte infligidas a los más débiles y pobres. La Europa de la ciencia y de las tecnologías, la Europa de la civilización y de la cultura, tiene que ser a la vez la Europa abierta a la trascendencia y a la fraternidad con otros continentes .

lunes, 1 de noviembre de 2010

Antihalloween


En nuestro colegio no celebramos la fiesta americana denominada Halloween. Nuestras razones tenemos, y entre ellas, encontramos este artículo publicado en el Diario La Razón que expone con suficiente claridad algunas de esas razones de por qué el Colegio Edith Stein no sigue la corriente de tantos otros centros educativos
Por Darío Menor
Diario La Razón
31/10/10

ROMA- Ni truco ni trato. Ante la disyuntiva repetida esta noche frente a la puerta de millones de casas de todo el mundo por niños disfrazados de vampiros, fantasmas, brujas y demás personajes de pesadilla se puede reaccionar de una forma creativa. No hace falta dar con la puerta en las narices a los diablillos ni borrar Halloween del calendario, sólo hay que recordar las auténticas raíces de esta fiesta y, si lo deseamos, celebrarla en consecuencia.

Aunque la borrachera consumista y costumbrista provocada por el cine y la televisión erosione nuestra memoria, hubo un tiempo en que el término Halloween no significaba nada en nuestro país. Sólo en las naciones anglosajonas tenía algo de sentido. Aquí, la noche del 31 de octubre no ocurría nada. Era sólo la víspera de Todos los Santos. Ese día sí que era importante: todos, incluso los niños, íbamos al cementerio a ponerle flores al abuelo o a la tía que ya no estaba. Luego, quien quería, iba a misa. Muchos lo hacían, no había más que echar un vistazo a las iglesias, que aquel día estaban siempre llenas. Halloween proviene de la expresión inglesa «All Hallow’s Eve» (la víspera de Todos los Santos). Tanto de los buenos como de los malos. «Había una antigua tradición celta, luego cristianizada, que consideraba que un día en particular del año estamos más cerca del mundo de los espíritus.

Cuando éramos jóvenes no salíamos nunca esa noche, se pasaba en familia, porque teníamos miedo de los espíritus malignos», explica el sacerdote británico Peter Fleetwood en los micrófonos de Radio Vaticana. Este temor ancestral ha dado mucho juego en la sociedad contemporánea: desde los disfraces de demonio más propios de un prostíbulo que del infierno hasta los agoreros que consideran satánica esta celebración.
La noche de los santos.

Cansado de ver multiplicarse las calabazas con caras grotescas por su barrio, un sacerdote italiano decidió hace tres años ofrecer una alternativa a sus feligreses. «Con sus disfraces de muertos, asesinos, brujas y demonios, Halloween muestra sólo el horror y la fealdad. Pero en nuestro mundo también hay algo mucho más hermoso, los santos. La fiesta de Todos los Santos no es intrascendental», cuenta Andrea Brugnoli, párroco en Desenzano del Garda, un pueblo cercano a Brescia, en el norte de Italia. Para recordar la importancia que siempre ha tenido el 1 de noviembre y ofrecer una alternativa a Halloween, el padre Brugnoli y su asociación de jóvenes católicos ha organizado «Hollyween, la noche de los santos».

Esta iniciativa invita a las iglesias y a los cristianos a que cuelguen de las ventanas, terrazas, balcones y puertas imágenes de santos. «Este año participan 30 diócesis italianas, hay incluso obispos que han escrito a sus feligreses para que se involucren. También ha llamado mucho la atención en el extranjero. En España se ha interesado la diócesis de Getafe». Resulta imposible saber cuántas personas celebrarán Hollyween, pero el padre Brugnoli aventura cuáles serán los santos cuya imagen más se vea en las casas de la gente. «Son siempre santos locales, contemporáneos, cuyas vidas nos inspiran y resultan cercanas. Es el caso de Padre Pío o Don Bosco, el fundador de los salesianos. También está la beata Chiara Badano, una jovencísima miembro de los Focolares, y por supuesto Juan Pablo II».

Si la idea de Hollyween prendiese en España, Brugnoli apuesta por cuál sería una de las imágenes que elegirían los católicos de nuestro país: Santa Teresa de Jesús. «Es una mujer extraordinaria y muy valiente. Yo estoy enamorado de ella». Hollyween no es un evento contrario a Halloween, sino una alternativa. «No queremos luchar contra lo que significa esta celebración ni contra los enormes intereses económicos que han proliferado a su alrededor.

Lo importante es que los cristianos tenemos nuestra propia fiesta aunque no queramos darnos cuenta de ello. El problema nace de la descristianización: los católicos se han olvidado de vivir su fe. A mí no me interesa evangelizar a los paganos, que celebren Halloween si ellos quieren, sino a los propios cristianos», cuenta el padre Brugnoli.
Iniciativas similares también comienzan a abrirse hueco en Estados Unidos, el país donde Halloween más ha evolucionado con el tiempo. Hay parroquias que proponen a sus feligreses que, en lugar de hacer caras amenazantes en las calabazas, opten por sonrisas, y que se deshagan de los trajes de brujas y demonios y disfracen a sus hijos de santos. También gana terreno la costumbre de dejar una vela encendida fuera de casa, para que la luz ahuyente los malos espíritus y a los diablillos propios de Halloween. Hay quien opta por un mensaje más directo: «Gracias, ni truco ni trato». Las pegatinas y carteles con este texto son la última alternativa para protegerse de los excesos de esta noche.
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En la imagen: Calabazas del autor Corbis